miércoles, 14 de diciembre de 2016

UNA DECISIÓN DE AMOR

POR: DIEGO GARCIA VASQUEZ

COAR CAJAMARCA

Resultado de imagen para PIRAMIDE DE EGIPTO
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La mañana de ese lunes era calurosa, mucho trabajo nos esperaba, Ra (dios del origen de la vida) nos bendecía con un sol refrescante, mi padre Seb acostumbraba a levantarnos para ir a trabajar; él decía que las pirámides no se realizarían solas.

-¡Levántate holgazán!, me dijo.

Y con un salto ya estaba desayunando. Extraño mucho la comida de mi madre Menefer, su Fatta y su Kefta (comidas egipcias) listas para un delicioso desayuno. Isis nos alegraba con sus cánticos, la pequeña de la casa siempre nos sacaba una sonrisa, luego de una jornada dura de trabajo. Lamentablemente, Anubis (dios de la muerte) me esperaba, listo para encaminarme a la vida del Más Allá. A verdad lo olvidaba, yo, Ramsis, ya estoy muerto.

Me disgustaba ir a trabajar en las pirámides y más aún si nos golpeaban con látigos.

-¡Terco, tonto, inútil!, me gritaban.

-Ramsis, por favor no te niegues y no te ciegues, te acabaran matando y no tenemos dinero, me decía mi madre.

Ya cansado, decidí dormir, y cuando desperté, me encontraba en el fondo de Mesín, la más alta pirámide que junto a mi padre y mi abuelo la habíamos construido. Encontré a Femi, mi dulce amor, a quién golpeaban y obligaban a limpiar el interior de ese monumento.

-¡Femi!, grité.

Y ella corrió a mis brazos, junto a miles de hombres que enfurecidos nos perseguían. Por salvarla me sacrifiqué, me clavaron una estaca en el pecho mientras que mi amada corría, quiso volver pero yo se lo impedí, si ella regresaba nos matarían a los dos y la amaba tanto que prefería perder mi vida a que ella arriesgase la suya.

Veía a la dulce Femi llorar y a Isis consolarla, todos reunidos, mi madre se había desmayado, mi padre no tenía cara, su único hijo había fallecido. Nadie supo el motivo de mi muerte, horas antes cuando encontraron a Femi en el borde del Nilo le propusieron su libertad a cambio de su silencio. De repente, me encontraba solo, observaba mi cuerpo sin movimiento y como mi abuela Mafuane abría mi pecho y sacaba uno por uno mis órganos.

-Osiris (dios de la resurrección), ten piedad de mi nieto, el único que tengo, mi pequeño, mi Ramsis, muerta injusta para un injusto en el reino de Ra, decía ella mientras envolvía mi cuerpo con una manta y a su lado se encontraba mi corazón inmóvil.

En ese instante deseaba con ansias ser faraón, ya que ellos tenían la vida asegurada en el Más Allá. De pronto, recordé las palabras de mi abuelo, quien antes de morir me comentó acerca del juicio de Osiris y la presencia de Anubis. Traspasando el Duat (el inframundo), me encontraba solo en la sala de las dos verdades y felizmente no fui juzgado por los 42 demonios, logrando obtener la vida eterna en el Aaru (lugar paradisíaco).

Una noche de sueño, oí lentamente los quejidos de mi adorada Femi, desperté preocupado, preguntándome en donde mi amada se encontraba. La seguí escuchando, su llanto me angustiaba y me entristecía el recordar que no podía estar cerca de ella. Rogué a Osiris que me permitiera visitarla, deseaba con ansias verla, él me lo permitió y con uno de sus demonios regresé a casa transformado en alma. La veía suspirando, mientras lágrimas caían por sus rosadas mejillas.

-No sufras más, algún día nos reencontraremos, le susurré al oído acompañado de un tierno beso en la frente aunque sabía que no podía escucharme.

Pasaron días, meses y cada noche la escuchaba llorar, su depresión me inquietaba tanto que decidí invocar a Hathor (diosa del amor) en busca de ayuda. La solución era el tiempo, Femi necesitaba tiempo para dejar de lado el dolor, tenía que olvidarme y yo estaría listo. Hathor me propuso regresar a la vida y hablar con ella pero al sumergirme en el olvido desaparecer completamente, sin dudarlo dos veces acepté. Invocó al dios de los dioses Ra y mi alma se iba endureciendo hasta transformarse vivamente en aquel joven que yo solía ser.

Desperté en el desierto de Libia y corrí con tantas fuerzas hasta regresar a mi hogar, encontré a mi madre, a Isis que al verme lloraron, mi padre se encontraba trabajando doble por mi culpa, enfrentando el dolor y calor producido por quien me había devuelto a la vida.

-Escucho esa dulce voz, amado mío ¿eres tú?, escuché a mi querida Femi.

-Sí Femi, Hathor y Ra me permitieron estar contigo una última vez, pero deja de llorar y ven dame un abrazo.

Se acercó sollozando a mí, me abrazó tan fuerte que se me agotaba la respiración. Decidimos conversar y ya tranquilos le conté sobre mi pacto entre la vida y la muerte, ella aceptó mi propuesta y me pidió volvernos a ver en el Más Allá, bajo nuestro paraíso Aaru, pese a la depresión que atravesaba en ese instante.
Llegó el momento que menos esperaba, Hathor me comunicó que hace algunos días, Femi ya no me pensaba, había superado mi pérdida, me había olvidado, ya no sufría y su luz había vuelto, mientras mi luz se desvanecía convirtiéndose en una infinita oscuridad.


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-Nunca debiste aceptar, ahora te arrepentirás, me dijo Osiris acompañado por Anubis dispuestos a eliminarme...

Sinceramente nunca me arrepentiré de mi decisión; en breves minutos me lanzarán al vacío perdiendo esta carta que nunca terminaré de escribir. Amo, amé y amaré por siempre a Femi y más ahora que antes ya que estuve dispuesto a entregar mi vida por buscar su felicidad.

5 comentarios:

  1. Ha causado gran impacto en mí la producción de tu relato. Claramente cumplió con su propósito: Enamorar al lector de inicio a fin. Se nota el análisis de la cultura egipcia, me agradaron los nombres de tus protagonistas.

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    1. Tu apreciación es muy agradable, la cual me incentiva a seguir con mi propósito planteado , y te agradezco una vez mas por rescatar lo positivo de mi blog.

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  2. Estimado compañero, el cuento narrado es muy impactante, puesto que el tema es muy llamativo e invita a la lectura. Ello me ha servido a practicar el atributo de mentalidad abierta.


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    1. Tu comentario me hace referencia a que mi texto es atractivo y persuasivo,puesto a que llama la atención del lector. mis sinceras gratificaciones en cuanto a tu apreciación.

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  3. oe loka tu texto esta mag-ni-fi-co

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